Las flujos migratorios entre los países de América Latina y el Caribe (ALC), y entre la Unión Europea (UE) no son nuevos. Los primeros datan desde finales del siglo XV principalmente en una dirección de norte a sur, es decir, de Europa hacia las Américas. Este proceso se mantuvo hasta los años cincuenta, cuando ALC pasó de ser una región de destino a una región de origen de migrantes internacionales. Esta tendencia se mantiene hasta hoy en día; durante la primera década del siglo XXI se registraron, incluso, altísimos niveles de emigración extrarregional desde ALC, en particular hacia Estados Unidos y España –este último país se consolidó como el segundo país de destino de los emigrantes
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